El 7 de diciembre de 1941, aviones japoneses atacaron por sorpresa y sin Declaración de Guerra a la flota del Pacífico de EE.UU. situada en la base de Pearl Harbor, en Hawaii. Al principio parecía una aplastante victoria táctica pero los hechos posteriores demostrarían que el ataque fue un grave error que sería la perdición para el país del Sol naciente.
Recordamos una historia poco conocida sobre las repercusiones que Pearl Harbor tuvo en San Antonio. Chile giraba en la órbita de influencia norteamericana más directa pero fue Neutral durante casi todo el desarrollo del conflicto. Sin embargo EE.UU. dispuso protección a los puertos de Chile, entre ellos San Antonio, ante una posible agresión bélica dado que nuestro país era un importante exportador de materias primas para los Países Aliados que eran enemigos del Eje, conformado por Japón, Alemania e Italia.
Así, tras los eventos de Pearl Harbor llegó a San Antonio a inicios de 1942 la unidad naval “Cuerpo de Defensa de la Costa Motorizado Nº4 San Antonio”. Ésta recibió la ayuda enviada por EE.UU. (armas, vehículos de combate y material para construir cuarteles) que llegó en barcos mercantes directamente de EE.UU. al puerto de San Antonio. Lo más preciado eran los cañones franceses Grand Puissance Filloux GPF, conocidos en Chile como Puteaux (que disparaban proyectiles de 46 kilos y 155 mm a una distancia de 18 kms.). También llegó personal estadounidense (15 oficiales de la US Navy) a entrenar a los chilenos en el uso de material bélico y supervisar las bases. Los efectivos de EE.UU. se alojaron en el Hotel Alhambra de Llolleo. Se construyeron instalaciones en Tejas Verdes (Sector Sur, donde hoy está Colegio José Luis Norris) y Cerro Panul (Sector Norte) que alojaron a los cañones Puteaux, hangares con cocina, salas para oficiales y cobertizos para jeeps y camiones; también nació el edificio del Cuartel Central de la Comandancia y Plana Mayor (donde después funcionó la administración de Emporchi y EPSA). Además se instaló una batería antiaérea (4 ametralladoras con cañones de 12 mm) en el sector alto de Barrancas (donde hoy está Villa Italia). El contingente total de la unidad de combate costero fue de casi 300 hombres entre oficiales, suboficiales, cabos y marinería. Los entrenamientos eran diarios y en los simulacros las baterías disparaban contra blancos flotantes en las afueras del puerto. Se avisaba a la población civil de San Antonio para evitar pánico y quebrazón de vidrios (la gente cubría con frazadas sus ventanas). Espectaculares eran los ejercicios nocturnos que simulaban ataques aéreos repelidos por las baterías del sector alto de Barrancas.
El ataque enemigo nunca ocurrió, la guerra terminó en agosto de 1945, los cañones se mantuvieron hasta mediados de la década de 1950 y luego todo el aparataje se desmanteló. Muchos de estos hombres se casaron y formaron familias en San Antonio. Cabe decir que los estadounidenses enseñaron a niños locales a jugar béisbol, de hecho nuestra ciudad tuvo por años equipos campeones nacionales de este deporte. En 2009 se recuperó un cañón Puteaux, fue restaurado e instalado en el sector Molito frente al Paseo Bellamar. Actualmente está en los jardines del Museo de San Antonio, en Llolleo. Esta pieza es lo único que queda, además de cimientos ruinosos en cerro Panul, de la fortificación que protegió a San Antonio tras los acontecimientos de Pearl Harbor hace ya 79 años.
JGV