BiblioRedes Panguipulli Presenta el libro destacado de la semana: "Las olas" de Virginia Woolf

 

 

Las olas es una de las obras más importantes de Virginia Woolf, una escritora cuya producción destaca, precisamente, por haber dado a la literatura un puñado de obras maestras. De un estilo muy diferente al de otros libros suyos como La señora Dalloway o Al faro, esta novela explora el flujo de conciencia con una aproximación mucho más sugerente y escabrosa.

Woolf se centra en la vida de seis personajes, tres mujeres y tres hombres, que son amigos desde la infancia. Mediante el monólogo interior de cada uno de ellos se va tejiendo la historia de unas existencias frágiles y asperas, repletas de secretos, dudas, sueños y temores. Al compás de unos interludios de carácter descriptivo que asocian el desarrollo del texto con el devenir de la naturaleza (de ahí el título de la obra), la autora va mostrando distintos momentos de esas vidas, desde la temprana adolescencia hasta una madurez agotada y marchita.

Si hay un elemento excepcional en Las olas es, sin duda, el tratamiento estilístico. Virginia Woolf es considerada una adalid del modernismo más rompedor, una experimentadora constante y un puntal de la introspección psicológica de los personajes. Todas estas características se subliman en esta novela de forma magistral. Cada uno de los monólogos de los diferentes protagonistas es único y soberbio; no tanto por el estilo o el tono, que pueden ser fácilmente intercambiables, sino por el matiz onírico y a ratos surrealista que la narradora introduce. La prosa de Woolf no ahonda en la mente de los personajes con el objetivo de revelar sus más íntimos pensamientos, sino que busca la poesía del discurso interior, la fragmentación más lírica de nuestras ideas. Los parlamentos de Bernard, Susan, Louis, Jinny, Neville o Rhoda están cargados de irrealidad, de ensueño; no se busca la prospección mental, sino teñir de color esos monólogos interiores.

De ahí que Las olas sea una novela de una poeticidad bellísima. La narración se aleja del habitual desorden de la voz interna de un personaje para centrarse en tejer una historia que atiende a aspectos mucho más líricos: existe la subjetividad, pero pasada por el tamiz del tratamiento poético, de la literatura más apegada al estilismo. El texto se desarrolla con una fluidez que apela al sentimiento, en lugar de poner el foco en la psicología de los protagonistas, que de esta manera se va mostrando poco a poco, con una sutileza tan genial como hermosa.

Aunque el comienzo de la novela es confuso para el lector, la maestría de Woolf se va poniendo de manifiesto al avanzar las páginas: los discursos van cobrando profundidad; las voces, en principio indistinguibles a causa del tono lírico, van siendo muy características y definen a cada personaje con precisión: Bernard se convierte así en el narrador más fiable a causa de su visión perspicaz de lo que le rodea; Jinny se desvela como una mujer preocupada por su aspecto exterior y la impresión que causa; Rhoda aparece como el miembro más sensible del grupo, lo que la conduce a través de sufrimientos íntimos y devastadores… Las subjetividades se revelan sutilmente, con un brillante manejo de la información y de los recursos.

Es indudable que Las olas es un libro hermosísimo y desolador; la autora no escatima esfuerzos para conseguir que los personajes cobren vida y se muestren tan sólidos como pudiéramos desear, aunque no recurra a las fórmulas habituales. Tal y como Bernard afirma, las acciones son precisas y proporcionan mucha información, pero nada dicen acerca de las personas que las ejecutan. Woolf no se centra en los datos, sino en la poesía de las ideas y de la memoria, y por ese motivo sus retratos tienen una verosimilitud casi dolorosa, por veraz.

Si no lo han hecho ya, corran a conseguir esta magnífica novela. No se arrepentirán.

Fuente: Solo de Libros